5- Discapacidad Intelectual

 Discapacidad Intelectual


¿Qué es la discapacidad intelectual? 

La discapacidad intelectual es una condición que afecta cómo ciertas personas realizan actividades en las que interviene la competencia cognitiva, el autocuidado y la comunicación. Una persona, niño o adulto, que tiene una discapacidad intelectual debe afrontar diversos desafíos en su vida diaria, incluyendo el desarrollo de habilidades intelectuales y sociales.

Lo mucho o poco que puede afectar la discapacidad intelectual a una persona depende en gran medida de su entorno y el apoyo que recibe de sus familiares y allegados. Es importante no asociarla con la pérdida de autonomía, sino con un modo distinto de realizar tareas que para otras personas sin discapacidad resultan más sencillas o incluso rutinarias.

Por esto se hace muy necesaria la creación de más espacios inclusivos que permitan a las personas con discapacidad cognitiva desarrollar todo su potencial y hacerse con habilidades necesarias para alcanzar su independencia y autonomía.



Tipos de retraso mental. 

Retraso Mental Leve: Este grupo incluye a la mayoría de las personas afectadas por el trastorno, exactamente un 85%. Los niños que se ubican en esta categoría suelen desarrollar habilidades sociales y de comunicación durante los años preescolares (antes de los 5 años de edad) si bien presentan algunas insuficiencias mínimas en las áreas sensorio-motoras.

Retraso mental moderadoEste grupo constituye alrededor del 10 % de toda la población con retraso mental. La mayoría de las personas que poseen este nivel de retraso mental pueden desarrollar habilidades de comunicación durante los primeros años de la niñez. No obstante, es difícil que progresen más allá de un segundo nivel en el ámbito escolar si bien pueden lograr una formación laboral y, con supervisión moderada, alcanzan cierta autonomía.

Retraso mental grave: El grupo de personas con retraso mental grave incluye entre el 3 y el 4 % de los individuos con retraso mental. Esta dificultad se aprecia desde los primeros años de la niñez ya que su lenguaje comunicativo es escaso o nulo.
Durante la edad escolar pueden aprender a hablar y pueden adquirir cierta autonomía en relación con las habilidades elementales de cuidado personal. En la escuela aprenden el cálculo simple o la lectura de palabras imprescindibles para la “supervivencia” en la sociedad.
En los años adultos pueden realizar tareas simples siempre que estén estrechamente supervisados. En su mayoría se adaptan bien a la vida en la comunidad, ya sea en hogares colectivos o en el seno familiar, a no ser que sufran alguna discapacidad asociada que requiera cuidados específicos.

 

Síntomas de la discapacidad intelectual

Algunos niños con discapacidad intelectual pueden presentar anomalías evidentes al nacer o poco después. Dichas anomalías pueden ser físicas o neurológicas, e incluyen características faciales inhabituales, tamaño de la cabeza muy grande o muy pequeño, malformaciones en las manos o en los pies y otras anomalías diversas. A veces estos niños tienen un aspecto normal pero presentan otros signos de enfermedad grave, como convulsiones, letargo, vómitos, olor anómalo de la orina y trastornos en la alimentación y en el crecimiento normal. Durante su primer año de vida, muchos niños con discapacidad intelectual más grave tienen un desarrollo motor tardío y son lentos para rodar sobre sí mismos, sentarse y levantarse.


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